Cuando tu alma dice gracias, el universo responde
- CHIEC-ECO

- 27 oct
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En un abrir y cerrar de ojos estamos en el mes de noviembre, un mes en el que muchos países celebran el día de Acción de Gracias, una hermosa tradición que nos invita a compartir con familiares y amigos para dar gracias por lo recibido, por cada aprendizaje y honrar los frutos visibles e invisibles que este ciclo nos entregó, pero más allá del banquete de los rituales y actividad familiar esta celebración encierra un código espiritual mucho más antiguo: la energía del agradecimiento como fuerza creadora, como portal hacia una nueva conciencia.
El verdadero sentido del agradecimiento no es histórico ni cultural: es vibracional.
Agradecer no nació con las palabras, sino con el alma. Desde antes de existir las religiones o los pueblos, la conciencia humana ya sabía que todo lo que se reconoce con amor se expande.
El agradecimiento no es solo un sentimiento bonito; es una tecnología energética invisible a
nuestros ojos pero, que activa la coherencia entre el corazón y la mente. Cuando agradecemos genuinamente, no solo estamos diciendo “esto me gusta”, sino que estamos también emanando una frecuencia de unidad. Esa frecuencia ordena la información de nuestro campo electromagnético y lo sincroniza con la frecuencia del Universo.
El corazón humano, según el HeartMath Institute, genera un campo 5.000 veces más poderoso que el del cerebro. Cuando sentimos gratitud profunda, ese campo se expande, cambia la química del cuerpo, calma el sistema nervioso y reprograma la mente subconsciente para atraer experiencias coherentes con esa vibración.
Por otra parte, el agradecer antes de recibir las bendiciones es una hermosa practica que nos ayuda a transformar la realidad. Muchos maestro y sabios de la espiritualidad no agradecen cuando las cosas salen bien; sino agradecen desde antes porque saben que el agradecimiento abre el campo de posibilidades y elimina la frecuencia del miedo o la carencia.
Desde la física cuántica, se ha demostrado que las partículas subatómicas responden al observador. Pero lo que pocos mencionan es que la emoción del observador también altera el comportamiento de esas partículas. La gratitud sostenida genera coherencia cuántica, un estado en el que la energía deja de comportarse de forma aleatoria y comienza a organizarse. Traducción espiritual: cuando agradeces, no solo cambias tu percepción… literalmente cambias la estructura de tu realidad.
El biólogo Bruce Lipton afirma que las células responden al entorno energético más que al
genético.
La vibración de la gratitud genera una descarga bioquímica que activa genes de regeneración,inmunidad y longevidad. Se ha medido que, tras tres minutos de gratitud profunda, el cuerpo produce un incremento en inmunoglobulina A, la molécula que refuerza el sistema inmunitario.
Conclusión: Agradecer no solo sana el alma, fortalece biológicamente el cuerpo. Es medicina vibracional en acción.
Cuando un grupo de personas sostiene la frecuencia de gratitud al mismo tiempo, se produce un fenómeno medible conocido como resonancia social o coherencia global.
Experimentos realizados por el Global Coherence Initiative demostraron que los campos magnéticos de la Tierra responden a las emociones humanas colectivas. Cuando millones agradecen durante el Día de Acción de Gracias, el planeta literalmente vibra distinto. Esa es la verdadera alquimia planetaria: la emoción humana sincronizada con el pulso de la nueva tierra Gaia.
Todo en el Universo tiene forma, incluso la emoción. El investigador japonés Masaru Emoto
descubrió que las palabras y emociones cambian la estructura molecular del agua, las palabras de amor y gratitud generan cristales geométricamente perfectos. Entonces si somos más de un 70% agua, cada pensamiento de agradecimiento va a contribuir a reordenar nuestra biología.
A nivel energético, el agradecimiento no va en línea recta, sino en espiral.
Cuando agradeces, la energía que emites no se pierde: regresa multiplicada en forma de experiencias, personas o bendiciones. Los sabios taoístas lo llamaban la respiración del Tao: exhalas gratitud y la vida te devuelve plenitud. Cada “gracias” consciente es una inversión energética en el campo universal.
Dentro de la escala solfeggio, la frecuencia 528 Hz es conocida como la “frecuencia del amor” y la regeneración del ADN. En estudios de resonancia, esta frecuencia se activa naturalmente en el campo energético humano cuando la emoción predominante es gratitud. Agradecer, entonces, literalmente armoniza nuestro ADN y nos alinea con el campo universal del amor divino.
Los antiguos textos védicos dicen que el alma iluminada no reza, no pide y no juzga solo agradece. Porque en ese estado ya no hay dualidad solo hay presencia y reconocimiento del Todo en Todo. La gratitud, entonces, no es una emoción temporal, sino el estado final de la conciencia despierta.
El alma que agradece no necesita más, porque ya lo tiene TODO
Compartido por Maryanne.
Maestra Zoly y Coach ANGELICAL de Vida
Conductora del CHIEC ECO Orquídea.
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