Es la época más maravillosa del año
- CHIEC-ECO

- hace 7 días
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La Navidad siempre ha sido para mí un tiempo que mueve el corazón. No llega de golpe. Se siente poco a poco. Empieza con el primer adorno que aparece en una ventana, con la música que vuelve a sonar en cada esquina y con ese ambiente que anuncia que algo bueno está por llegar. Es una época que despierta recuerdos, une historias y nos invita a mirar la vida con más gratitud.
Lo que más me enamora de la Navidad es la alegría que se respira cuando estamos rodeados de la gente que queremos. No importa si la reunión es grande o pequeña. Lo que importa es estar juntos. Es compartir una comida, una conversación sincera o una simple mirada que dice más que cualquier regalo. En esos momentos la felicidad parece más fácil, más ligera y más real.
La comunidad también cambia. Se siente una conexión distinta. Las casas iluminadas no solo decoran, también transmiten esperanza. Las luces hacen que incluso las noches más frías parezcan acogedoras. Cada calle tiene su propio brillo y esa belleza nos recuerda que lo cotidiano puede transformarse cuando lo miramos con un espíritu abierto.
Aun así, para mí la Navidad no se define por los regalos ni por las decoraciones. Todo eso es lindo, sí, pero no es el centro. Lo verdadero está en la capacidad de compartir. En decir gracias. En reconocer el valor de quienes caminan con nosotros durante el año. Es un tiempo que nos invita a dejar el ritmo acelerado y darnos un espacio para sentir, escuchar y acompañar.
También es la llegada del Niño Jesús, una presencia que renueva el sentido de estas fechas. Cada año su nacimiento nos recuerda el amor con el que vino al mundo y la manera en que ese amor puede reflejarse en nosotros. Su mensaje sigue siendo una guía para vivir con más compasión, más humildad y más entrega. Es un recordatorio suave pero profundo de lo que importa de verdad.
Por todo esto, la Navidad es para mí el momento más especial del año. No solo por lo que vemos, sino por lo que sentimos. Es un tiempo que ilumina las calles, sí, pero también ilumina el alma. Un tiempo donde la unión se vuelve más fuerte y donde la alegría se comparte casi de forma natural. Cada año llega con la promesa de enseñarnos algo nuevo y de recordarnos que, cuando estamos juntos, la vida siempre encuentra una manera de brillar.
Por Maestra Zoly Sananda Morales
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