El Niño Interior que Vive en el Adulto
- Faumarili Estrella T
- 23 jun
- 3 Min. de lectura
En lo más profundo de cada ser humano habita una parte olvidada, sensible y luminosa: el niño interior. Este no es solo un recuerdo o una fase de la vida, sino una energía viva que aún palpita dentro del adulto que somos hoy. Aunque el tiempo haya pasado, ese niño sigue esperando ser visto, escuchado, amado.
¿Quién es el niño interior?
El niño interior es la parte de nuestra psique que guarda las experiencias, emociones, sueños y heridas de nuestra infancia. Es la voz que aún se maravilla con una flor, que ríe con libertad o que llora en silencio por no haber sido sostenido en momentos clave. A menudo, llevamos dentro a un niño confundido, rechazado o invisibilizado, sin darnos cuenta de cuánto influye en nuestras relaciones, nuestras decisiones y nuestra visión del mundo.
Desde una mirada holística, entendemos que todo está interconectado: el cuerpo, la mente, las emociones y el alma. Por eso, sanar al niño interior no es solo un acto emocional, sino espiritual y energético. Es reconocer que muchas de nuestras reacciones actuales son ecos del pasado que siguen resonando en nuestro presente.
¿Cómo vive ese niño en el adulto de hoy?
El niño interior se manifiesta en múltiples formas:
En el miedo al abandono cuando una relación se tambalea.
En la inseguridad que aparece frente a una autoridad.
En la necesidad constante de aprobación.
En la tristeza inexplicable al sentirnos solos, aunque estemos rodeados de gente.
También se expresa en lo positivo: en la capacidad de jugar, de crear, de imaginar, de amar con inocencia. No todo lo que vive en él son heridas; también guarda la esencia pura de nuestra alma.
El adulto muchas veces se olvida de esa parte interna. Vivimos en modo automático, adaptados al mundo externo, sin prestar atención a lo que ocurre dentro. Pero el niño interior siempre encuentra formas de hacerse oír, a veces a través del estrés, la ansiedad, o incluso enfermedades psicosomáticas.
Reflexión: Sé el adulto que tu niño necesitaba
Imagina por un momento al niño que fuiste. Observa sus ojos, su cuerpo pequeño, su corazón abierto. ¿Qué necesitaba ese niño que no recibió? ¿Qué palabras anhelaba escuchar? ¿Qué abrazos faltaron?
Ahora mírate como adulto. Tú eres quien puede dárselos. No se trata de culpar a los padres o al pasado, sino de tomar la responsabilidad amorosa de convertirte en el adulto que tu niño necesitaba. Ese que lo protege, que lo consuela, que le dice “estoy aquí, no estás solo”.
Ser ese adulto implica:
Hablarte con amabilidad.
Poner límites que cuiden tu energía.
Permitirte jugar, descansar, disfrutar sin culpa.
Validar tus emociones sin juzgarlas.
Sostenerte en los momentos difíciles con ternura.
Cuando cuidas a tu niño interior, algo mágico ocurre: comienzas a habitar tu vida desde la autenticidad. Ya no reaccionas desde la herida, sino desde la conciencia. El alma se alinea, la energía fluye, el cuerpo respira con más liviandad.
Conclusión: El camino hacia la sanación es hacia adentro
Sanar al niño interior no es un acto puntual, es un viaje continuo. Es elegir, día tras día, escucharte, respetarte y amarte. Es recordar que dentro de ti vive alguien que merece todo el amor que quizás no recibió. Y ese amor, hoy, puede dárselo el adulto que eres. Uno consciente, compasivo y dispuesto a abrazar cada parte de su ser.
Porque cuando sanas tu niño interior, sanas también a tus ancestros, a tus relaciones y a tu descendencia. Y en ese acto, el alma florece.

Maestra Zoly Faumarili Estrella
Coach Angelical de Vida
Terapeuta Reiki Melquisedec Ambiente Personas y Planetas
Ingeniero Industrial
@faumarili
Teléfono:+1 302 601 3448






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