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“El Espíritu de la Tierra: reconectar con lo sagrado”

Honrar a la Madre Tierra es un acto espiritual. Cada gesto de cuidado, cada acción de amor hacia el planeta es una oración silenciosa que eleva nuestra vibración y nos recuerda que somos co-creadores de un mundo más armónico.


Reconectar con ella es, en realidad, reconectar con nosotros mismos, pues no hay separación entre su esencia y la nuestra. La madre Tierra es una madre que nos sostiene y nos nutre en cada respiración, en cada gota de agua y en cada fruto que nos ofrece. Su espíritu vibra en los ríos, en el canto del viento, en la quietud de las montañas y en el fuego que late en su interior.


Los árboles son mucho más que organismos vivos, son guardianes de sabiduría ancestral, son maestros silenciosos que conservan la memoria de la Tierra, los árboles nos muestran el arte de esperar y fluir con los ciclos de la vida. Permanecen firmes en las tormentas, se renuevan en primavera y sueltan lo viejo en otoño, inspirándonos a aceptar los procesos naturales de cambio en nuestra existencia.


Los ríos son mucho más que corrientes de agua: son seres vivos y sagrados que nos enseñan el arte de fluir, soltar y renovar la vida. El agua limpia, purifica y transforma. Espiritualmente, nos invita a dejar atrás las cargas emocionales, los pensamientos densos y las heridas del pasado, recordándonos que siempre podemos empezar de nuevo.


Los animales no se pierden en el pasado ni se angustian por el futuro; su presencia plena nos inspira a vivir aquí y ahora, nos enseñan que cada ser, por pequeño o grande que parezca, cumple un propósito en el equilibrio divino.


Muchos animales, especialmente los que conviven con los humanos, nos revelan cómo amar sin juicios, sin condiciones y sin máscaras, siendo un reflejo del amor Incondicional.


Las piedras son consideradas guardianas de la memoria de la Tierra y maestras de la paciencia, la fortaleza y la estabilidad. Las piedras nos muestran que la fuerza no siempre está en el ruido ni en el movimiento, sino en la quietud. Su presencia silenciosa nos invita a la introspección y a escuchar lo que el alma necesita decirnos.


El firmamento es un espejo de lo infinito. Mirarlo es contemplar la inmensidad de la creación y que somos parte de un universo vasto e infinito. Nos enseña humildad, recordándonos que somos una chispa dentro de una obra cósmica mucho mayor.


Reconectar con lo sagrado de la Tierra es reconocer que no estamos separados, que somos uno con los ríos, los árboles, las montañas y las estrellas.


La Tierra es un templo vivo, y nosotros sus guardianes. Reconectar con lo sagrado es honrar la vida en todas sus formas, y comprender que en cada hoja, en cada piedra y en cada latido, habita lo divino.


Te recomendamos la hermosa meditación: Meditación para Sanar la Tierra desde la Madere Divina, canal youtube: Zolemgeh Estrella.

 

Maestros Zolys Ángela y Álex

Celular:+ (57) 314 67008 68 – (57) 322 6865051

Chiec.Eco.CampamentoSer

@chiec.eco. CampamentoSer


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