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Aprender con el Alma: Educación de la Nueva Tierra para Jóvenes y Niños

Vivimos en tiempos donde todo está cambiando: las estructuras, las creencias, la forma de relacionarnos y sobre todo la manera en que aprendemos. Hoy en día los niños y los jóvenes

llegan a este mundo con una sabiduría muy distinta y sorprendente, realizan preguntas profundas y muchos de ellos vienen con un propósito muy claro: recordar y enseñar que el alma también necesita educación.


Estamos viviendo una transición planetaria. Todo se transforma: la forma de amar, de sanar, de trabajar… y por supuesto, de educar. Ya no basta con transmitir información. La educación que necesita esta nueva humanidad debe tocar el alma, despertar la conciencia y acompañar el florecimiento de los dones y talentos sagrados con los que cada niño nace.


La Educación para la Nueva Tierra no debe ser solo un conjunto de materias o sistemas académicos antiguos de vienen de generaciones pasada, sino, convertirse en una forma de ver y sentir la vida diferente, de acompañar a los niños desde su ser, de escuchar su voz interior y de permitirles desarrollarse como seres completos aprendiendo a trabajar la mente, el cuerpo, las emociones y su parte espiritual.


Qué pasaría si en lugar de preguntar “¿qué quieres ser cuando seas grande?” preguntáramos: “¿qué ha venido a expresar tu alma en esta vida?”?


Muchos niños de hoy no se identifican con métodos rígidos, no encuentran sentido en memorizar datos sin conexión emocional. Ellos desean aprender con propósito, explorar el arte de sentir, meditar, conectar con la naturaleza, conocer su energía, y descubrir su misión de vida desde pequeños.


Aprender con el alma significa educar en valores universales como el respeto, la compasión, el amor, la responsabilidad energética, la gratitud, el respeto por la vida en todas sus formas y la conciencia del “yo soy”. Significa dejar espacio a la intuición, permitir que el silencio hable y que la creatividad florezca sin miedo al juicio a ser diferente, enseñar es pensar, pero también sentir, es guiar en la escritura, pero también en la expresión del alma, es educar la mente, pero también expandir la conciencia.


En la Nueva Tierra los padres y maestros no deberían ser figuras de autoridad que moldean, sino guías amorosos que acompañan. Escuchar a un niño cuando habla de sus sueños o de los Seres de Luz que ve no es fantasía es conexión. Validar sus emociones, enseñarles a meditar, a respirar, a calmarse y a observarse es tan importante o inclusive más que aprender a sumar o leer.


La educación del alma también implica aprender a sanar nuestras propias heridas. Muchos adultos educan desde sus miedos, desde patrones aprendidos que ya no funcionan. Educar desde la Nueva Tierra es también una invitación a nuestra propia transformación.


Esta educación no debería pertenece a un solo modelo ni a una metodología fija, sino a una

corriente viva, en constante evolución, guiada por principios universales como:


  • Presencia plena: Enseñar desde el “aquí y ahora”, desarrollando la atención y la conexión con el momento presente.

  • Autenticidad: fomentando la expresión del ser sin máscaras, sin juicio y sin comparaciones.

  • Respeto profundo: ver en cada niño un alma sabia, honrando sus ritmos, tiempos, intereses y emociones.

  • Educación energética y emocional: ayudando a los jóvenes a reconocer, nombrar, transmutar y liberar emociones, así como a cuidar su campo energético.

  • Vínculo con la Tierra y los elementos: fomentando el amor por la naturaleza, el trabajo con cristales, sonidos, plantas, agua, fuego y aire como herramientas de sabiduría y sanación.

  • Espiritualidad viva y práctica: acompañarlos en el descubrimiento de su divinidad interna, del diálogo con sus guías, ángeles o seres de luz, y el desarrollo de su misión de alma.


La verdadera educación no impone, inspira. No forma, revela. No limita, expande. Aprender con el alma es recordar que venimos del amor y al amor regresamos. Es enseñar que cada niño es un universo en sí mismo, que cada joven lleva un maestro dentro y que la sabiduría más valiosa no está en los libros sino en el corazón de cada uno.


En la Nueva Tierra no se prepara a los niños y jóvenes para encajar en el mundo, sino para que construyan uno nuevo, porque cuando un niño o un joven tiene la mágica oportunidad de aprender con el alma… el mundo entero despierta y eso es maravilloso.


El alma de cada niño ya sabe, ya recuerda, ya siente. La misión de los adultos, padres, maestros es sostener su vuelo, nutrir su luz y acompañarlos a crear una humanidad basada en el amor, la paz y la sabiduría del corazón.


Compartido por Maryanne.

Maestra Zoly y Coach ANGELICAL de Vida

Conductora del CHIEC ECO Orquídea.

Instagram: @chiec.eco.orquídea

Facebook: CHIEC-ECO.Orquídea

Teléfono: +506 8875-3082


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